DIRECCIÓN: Alain Gsponer. AÑO: 2016.
GÉNERO: comedia familiar. ORIGEN: Suiza.
CON: Anuk Steffen, Anna Schinz, Bruno Ganz, Quirin Agrippi e Isabelle Ottmann.
DURACIÓN: 75 minutos.
CALIFICACIÓN: apta para todo público.
Encarar un clásico es siempre un riesgo. Y más cuando se trata de una novela harto conocida y que ha tenido difusión en distintos soportes y adaptaciones en cine y en televisión, desde la figura regordeta de Shirley Temple en la grande, en 1937, o la emblemática apuesta en animé para la pantalla chica del cineasta japonés Isao Takahata (con la protagonista central con grandes ojos), de los 70
Lo cierto es que “Heidi” no nació en Oriente hace poco, sino que fue fruto de la imaginación de la suiza Johanna Spyri hace ya 136 años, quien la convirtió en un ícono cultural en su país y una suerte de embajadora mundial de la paz bucólica.
La nueva versión que llega al cine rompe con esa imagen y se promete más fiel al libro original, en el que las cosas no eran tan pacíficas como se presentaron luego. Alejada de la imagen infantil y añinada de la joven corriendo por los Alpes, el director Alain Gsponer aporta su visión de las cosas, con toques de drama y planteos en referencia a la diferencia de clases y segregación entre grupos sociales, en realidad presentes desde el inicio mismo de la historia situada originalmente a fines del siglo XIX.
Es que la trama misma surge de una tragedia. Luego de la muerte de su madre, la pequeña Heidi es llevada a los Alpes suizos para que vida con su abuelo, un hombre solitario reacio al contacto humano. Pero es en ese entorno donde surge el amor entre ambos, y donde la infancia de la niña transcurre entre la naturaleza, los animales y la libertad, con la especial compañía de Pedro. Todo cambia cuando debe volver a la ciudad y convive con una familia donde el rigor se impone. En ese contexto, se hace amiga de Clara, una joven discapacitada, mientras que su máximo deseo es volver a los campos verdes.
El trío infantil está integrado por la debutante Anuk Steffen en el papel central, Isabelle Ottmann como Clara, y Quirin Agrippi, Pedro. El rol del abuelo fue confiado a Bruno Ganz, el brillante actor que personificó a Adolf Hitler en “La caída” y al ángel Damiel en “Las alas del deseo”, de Wim Wenders. La apuesta del director parece haber dado en el centro: la respuesta del público en su país la convirtió en la película suiza más exitosa de su historia.